3) La
peluca mundialista
Una
de las sorpresas en EE.UU. ’94 fue la selección de Bulgaria que, a punta de
buen fútbol, llegó hasta semifinales. El equipo estaba conformado por figuras
como Trifon Ivanov, un defensa que parecía víctima de posesión demoniaca,
Hristo Stoichkov, goleador del equipo, y el portero Borislav Mijailov,
protagonista de esta historia.
Mijailov,
Mihaylov, Mikhailov. Internet no se pone de acuerdo en cómo deletrear el apellido
de este arquero, que se iba a hacer célebre no sólo por sus atajadas, pues
gracias al Panini de ese año pudimos descubrir un caso, tal vez único, en la
historia de los Mundiales. En su laminita, Mijailov aparece raudo, con mirada
al horizonte, y un corte de pelo estándar. Sin embargo, al observar con detalle
la foto grupal del equipo, el ex portero del Mulhouse de Francia aparece calvo.
No rapado. ¡Calvo! Con pelo a los lados y atrás, pero con los lóbulos
parietales y frontales totalmente desprovistos de pelo.
Reacio
a posar con su calvicie en su foto individual del Panini del ’94, y sin la
eficacia científica que años después años después facilitó los implantes de
Antonio Conte, Wayne Rooney y Luis Eduardo Motoa, Mijailov se jugó por atajar
todo el Mundial con un peluquín en la cabeza. Y aunque pudo sufrir tremenda
vergüenza si se le desprendía durante algún juego, su pelo de mentiritas pasó
desapercibido y siempre se mantuvo en su lugar durante los ocho partidos que
jugó en ese Mundial.
4) Jugadores sin equipo
Mucho
antes de que Internet nos permitiera saber cualquier cosa dando un clic en
nuestro computador, la unidad investigativa del Panini solía perder más de una
batalla para encontrar los datos de los futbolistas que iban al Mundial. Era
común entonces ver múltiples espacios sin llenar en diferentes Selecciones. Fue
el caso de El Salvador en 1982, donde una línea punteada acompañaba la ciudad
de nacimiento de todo el equipo.
A
falta de determinar si hay más casos, en el Panini de Rusia 2018, la laminita
del uruguayo Egidio Arévalo Ríos parece rendirle homenaje a esa nostalgia
desinformativa, pues el espacio donde debería aparecer su equipo actual
está vacío. Sin embargo, una exhaustiva búsqueda de 16 segundos en Google nos
permite comprobar que, en efecto, el volante de marca uruguayo anda sin equipo
porque luego de salir de Racing de Argentina en 2017 no ha encontrado equipo.
5) Mundialistas
no-mundialistas
Ya
que el Panini sale mucho antes que las convocatorias oficiales al Mundial,
decenas de jugadores que figuran en el álbum terminan fuera del torneo, en
contraste con otros sí lo juegan sin haber coronado laminita. Ronaldinho, por
ejemplo, la rompió con Brasil en Corea-Japón 2002, pero su lugar en el álbum
fue usurpado por espectaculares vendedores de humo de la calaña de Vampeta, un
volante de frondoso bigote, o Edilson, delantero con aspecto de asesor jurídico
del Fondo Nacional del Ahorro.
El
caso contrario es doblemente ilustrado por representantes colombianos. El
primero, John Jairo Tréllez, víctima de la superpoblación de delanteros en 1990
y 1994 y que fue excluido de la convocatoria colombiana a ambos Mundiales,
siendo un pequeño consuelo su doble aparición en el álbum.
Menos
célebre, pero similar, fue el caso de Johan Vonlanthen. El atacante
colombo-suizo nacido en Santa Marta posó para el fotógrafo del Panini en 2006 y
2010. Pero, con la sal que no abandona al colombiano así se nacionalice en el
país más civilizado del mundo, el destino lo dejó fuera de ambas competiciones.
Primero, por una lesión sufrida a diez días del inicio del torneo y luego, por
decisión técnica.
6) Andrés
por Alexis
Sus
figuras, el 5-0 a Argentina, la gran eliminatoria disputada y el maligno
pronóstico de Pelé, fueron motivos que hicieron a Colombia candidata al título
en el Mundial de Estados Unidos 94. Ante el furor que el país vivía por ese
entonces, Panini decidió aplicar un cambio a última hora para el público
colombiano e incluyó a Andrés Escobar, uno de los futbolistas más célebres de
esa Selección, pero que se había lesionado en el tramo final de la eliminatoria
y no estuvo en la sesión de fotos para el Panini.
Sin
embargo, la aparición del defensa paisa implicaba sacar a alguien más del
álbum. Y el marginado fue Alexis García, uno los menos mediáticos del equipo.
Al no contar con una foto actual de Escobar, el retocador del Panini tomó su
imagen del álbum de 1990, la trocó horizontalmente, le superpuso la camiseta
amarilla del momento y la mandó a imprimir.
El
resultado, tan chambón como efectivo, trajo de vuelta a Andrés Escobar al
Panini, como si se tratara de una epifanía, de un homenaje previo, a uno de los
asesinatos que más lloró Colombia.
7) Espacio
para el humor
En
épocas en que la corrección política no era prioridad para el mundo, el Panini
de 1974 tuvo el histórico valor agregado de incluir una serie de caricaturas
representativas de cada Selección que, asociadas al fútbol, pretendían destacar
algo del folclor de sus países.
Brasil,
por ejemplo, traía a un hombrecillo en taparrabos azotando unas maracas;
Yugoslavia, a un cazador disparándole a un reno; y Alemania Oriental, a un
borracho metido en un vaso de cerveza.
Lugares comunes en todos los casos, pero
graciosos, justamente por el prejuicio que representaba cada caricatura.
Pero
fue la caricatura de Zaire (hoy, República Democrática del Congo) la que llevó
más lejos este concepto. Los africanos (que se fueron del Mundial con 14 goles
en contra) fueron ilustrados con un negrito que, con lanza en mano, cazaba a un
león para almorzárselo. Touché.
8) Hoja
sencilla
La
lógica de la hoja sencilla en el papel higiénico aplica también para el Panini.
En ambos casos queda la impresión de que una no es suficiente. Y sí. Una hoja
es muy poco sin importar la intrascendencia de las Selecciones que arrejuntaban
a dos jugadores por laminita. Haití en 1974, Kuwait en 1982, Canadá en 1986,
Egipto en 1990, Bolivia en 1994, Ecuador en 2002 y Angola en 2006, por ejemplo,
vinieron en hoja sencilla.
Sin
embargo, este despotismo entró en desuso en 2010, seguramente, porque entre más
láminas tenga el álbum hay más negocio para Panini. Ahora bien, para el
recuerdo quedan varias injusticias de grandes Selecciones que vinieron en hoja
sencilla.
O
pregúntenle al Camerún de 1990 o a la Rusia de 1998, donde Panini cometió el
descriterio de arrumar en una sola lámina a dos jugadorazos como Dimitri
Alenichev y Alexander Mostovoi: una decisión que bien pudo ser causal de la
activación de una nueva Guerra Fría.
9) El
caso Prosinecki
Para
mantener su statu-quo, la FIFA (organización con más países que la ONU)
establece que cuando un futbolista juega para una selección, queda
inmediatamente vetado para jugar en otra. No obstante, un caso excepcional
cobija a Robert Prosinecki: ese gran volante balcánico de ceño fruncido que se
destacó en el fútbol europeo hace más de dos décadas.
Prosinecki
jugó el Mundial de Italia ‘90 con Yugoslavia, pero en 1992, ante la
fragmentación de su país y el surgimiento de Croacia, pasó a ser croata.
Después de jugar el Mundial de Italia con sólo 21 años, llegó a Francia ‘98 con
29 años y en plenitud futbolera para ayudarle a Croacia a terminar tercera del
torneo.
Junto
a cracks como Boban, Jarni, Stanic y Suker, el mediocampista ex Real Madrid
contribuyó con la hazaña croata y obtuvo el simbólico reconocimiento de ser el
único futbolista en la historia en aparecer en dos Paninis con selecciones
diferentes.
10) La
sal inglesa
La
escena se repitió entre los Paninis de 1998 a 2014. Comprábamos el Panini,
comenzábamos a destapar sobres, y todo era risas y felicidad hasta que, de
repente, nos encontrábamos con que los jugadores de Inglaterra aparecían
vestidos de blanco, como con unos trajes diseñados para manipular material
radiactivo. Y luego, en lugar de escudo, nos aparecía la bandera del país y, en
vez del equipo formado, un collage de porquería con las caritas de los
futbolistas.
La
explicación de esta cochinada estética radicaba en que la federación inglesa
tenía un contrato de exclusividad con Topps, una empresa gringa de cartas
coleccionables, que le impedía a Inglaterra aparecer en el Panini con sus
emblemas oficiales. Italia ’90, el último Mundial en que Inglaterra tuvo una
figuración decente (llegaron a semifinales), fue casualmente el último en que
aparecían con su escudo, equipo y uniformes apropiados.
Afortunadamente,
para Rusia 2018, Panini y la Federación Inglesa retomaron su vínculo, y Harry
Kane, Jamie Vardy y compañía aparecen con su camiseta oficial y sus emblemas
correctos, quizá como vaticinio a una buena presentación inglesa en el Mundial,
en el que, ojalá, no eliminen a Colombia en octavos de final.
Tomado de https://goo.gl/LN8bj3 con el fin de informar y educar. Reportaje Hiperactivo no se lucra por medio del artículo. Compártase y difúndase para nutrir su intelecto y el de otros.