“UNO ESTÁ TAN EXPUESTO A LA CRÍTICA COMO A LA GRIPE”.
FRIEDRICH DÜRRENMATT
El ser humano por naturaleza desde que nace hasta que envejece incrementa varios niveles de criticismo: unos más altos dependiendo de sus conocimientos, contexto en el que se encuentre, y emotividad que le ponga al suceso, objeto o sujeto que critique.
Hoy en día se critican a los periodistas por lo que dicen en las noticias, pero lo que desconoce el televidente es que este, se debe a un canal en el que le impone ciertas políticas para laborar allí; y el trabajo está pesadito porque el que no lo hace se va y viene otro a hacerle el cajón. Por ende la ética profesional esta mandada a recoger en ciertos medios.
Se critican a los docentes de cualquier institución desde su forma de vestir, hasta su capacidad de calificar. Pero desconocemos el motivo y credibilidad que tenga este hacia sus estudiantes; pues la objetividad no existe.
Sin embargo, en la actualidad ponemos a prueba nuestro instinto natural para criticar: al vecino, amigo, desconocido; por su forma de vestir, de mirar, de hablar, caminar, con la gente que sale y hasta el sitio en el que labora. De hecho ya es por igual, ningún género predomina en este análisis puesto que a mayor edad, mayor es el tiempo que se le dedica a la crítica; es algo más destructivo que constructivo.
Si al contrario de especular muchas cosas que no son ciertas, sino puras apariencias empezáramos a averiguar directamente las cosas; se dejaría el honor de una persona sin difamar. Por ejemplo, con el solo hecho de saludar y sonreír (dos actitudes que no empobrecen, ni causan lesiones cerebrales) y si rompen el hielo entre dos personas. Porque aunque son pequeños detallitos pueden transformar el día de esa otra persona positivamente.
En otras palabras, dejémonos contagiar por la buena vibra de los demás y no por la apariencia del consumo que nos vende nuestro contexto; el de creer ser y el tener cosas materiales. Quizás este sea el principal problema, precisamente la nueva era y el avance tecnológico nos vuelve unos individuos más independientes del colectivo humano y dependientes de la soledad.
Finalmente, aunque es natural criticar; es mejor aprender a manejar las forma de referirnos hacia los demás; pues no solo perjudicamos la reputación de terceros; sino también la de nosotros mismos.
Tomado de: http://www.revistacontracultura.com/articulos/entry/es-natural-criticar