El dogmatismo es una
o varias creencias sostenida por una religión u otra organización de autoridad
que no admite cambios y tiende a afirmar que una cosa es cierta y segura,
cuando en realidad es discutible. Son consideradas “verdades absolutas”.
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Fragmento del artículo “Morir de
dogmatismo” escrito por Arturo Guerrero.
Publicado el 25 de julio de 2012 digitalmente en la página elcolombiano.com
REFLEXIÓN
SOBRE LAS CONSECUENCIAS PARA LA HUMANIDAD DEL DOGMATISMO
Uno
de los mayores influyentes del dogmatismo político (en teoría) fue Thomas Hobbes quien afirmó que el ser humano: “es como una
máquina porque se mueve continuamente para alcanzar sus deseos; este movimiento
se clasifica en dos tipos: el primero es de acercamiento (cuando la persona se
acerca a las cosas que desea) y el segundo de alejamiento (cuando esta se aleja
de las cosas que ponen en peligro su vida). Así, dice que la sociedad está
siempre en movimiento”.
Este
filósofo inglés quien
contribuyó de manera importante en el desarrollo
de la filosofía política occidental, es el teórico por excelencia del absolutismo político. Mediante la creación de un manual sobre la naturaleza
humana y sobre cómo se organiza la sociedad. Partiendo de la definición de
hombre y de sus características explica la aparición del derecho y
de los distintos tipos de gobierno que son necesarios para la convivencia en
sociedad; cuya obra la denomino “Leviatán” en 1651.
Allí se
habla de la historia de las sociedades humanas, pasando por el estado de
naturaleza, hasta la constitución de la sociedad civil. Resalta la conveniencia
de los seres humanos al tener un gobierno (conformismo), que al caos generado
por no tenerlo; porque sin gobiernos, la vida humana es más difícil, según él.
Entonces propone formar un gran pacto, en los que la humanidad se comprometa a terminar ese
estado primitivo. Luego una vez logrado eso, propone un Contrato Social, en el
que los individuos se unan unos con otros, para que se dé el poder a una
persona.
En otras
palabras, Hobbes propone que se dé todo el poder a esa persona, de manera
absoluta, hasta que se imponga sobre todos los gobernados. Allí se puede ver un
claro dogmatismo en la política. Y hace esa argumentación dogmática, con tal de
no tener que vivir los estados de naturaleza, los anárquicos o de la guerra
civil. Con eso quiere justificar la imposición de esa clase de poder. Dando el
origen del Estado como “pacto que realizan todos los seres humanos entre sí”,
mediante el cual se subordinan desde ese momento a un gobernante, quien a su
vez procura el bien de todos los súbditos y de sí mismo. De ese modo se
conforma la organización social. Pero eso también es un gran riesgo. Muchos
países vivieron las consecuencias de implantar el absolutismo, ya que atentaba
contra las libertades individuales y contra los principios de la Justicia
Natural, a los que se refiere Locke y otros pensadores en esa época.
El
dogmatismo político, entonces conduce a la falta de libertad, a la supresión de
las manifestaciones libres, atenta contra otras formas de gobierno, se impone
duramente, y por eso se dieron precisamente las Revoluciones liberales a partir
del siglo XVIII, como francesa, la norteamericana, las de Latinoamérica y otras
más.
De hecho
este modelo rige a Colombia, desde la creación de la Constitución Política (la
de 1991 actualmente) en donde se establecen los derechos y libertades fundamentales
de los ciudadanos garantizados por el estado. En el preámbulo se expresa la
concepción de la propuesta constitucional, además el conjunto de principios y
valores que se muestran a lo largo de la constitución, en el título I de los
principios fundamentales nos muestra que las características se refieren a la
idea participativa, democrática y pluralista; los principios que dan de las
prescripciones jurídicas brindando una delimitación política que
fundamentalmente son: estado social de derecho, organización política,
soberanía y supremacía de la constitución entre otras. El título II encontramos
derechos individuales como el derecho a la vida, al libre desarrollo de la
personalidad, etc. Así mismo derechos sociales económicos y culturales por
ejemplo: derecho al trabajo, a la huelga a la libertad sindical entre otras y
los derechos colectivos como el derecho a un ambiente sano, derecho a la paz
etc.
La parte orgánica que está compuesta por los títulos del III
al XIII donde se establece a la organización del estado: habitantes, territorio
y poder, como los nacionales colombianos, de nacimiento y adopción al igual que
los de doble nacionalidad, por territorio el cual abarca los límites, zona
contigua, plataforma continental entre otras. También se encuentra la
organización y estructura del estado, su sistema de gobierno, el régimen
político, la distribución de las ramas del poder público, y en si todas las
normas que rigen un estado y determinan como se debe organizar y también como
ejercer la soberanía.
Desde
cientos de años atrás, la religión que ha predominado en nuestro país es el
Catolicismo, muy utilizado por diversos partidos políticos a su antojo para
beneficio propio. Cada época ha traído una guerra diferente en cada gobierno a percepción
de cada líder, desde el bipartidismo (cincuenta años atrás), hasta pleno siglo
XXI en el que se cree en que los falsos positivos eran lo que perjudicaba la
calidad humana de nuestro país.
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Fragmento del artículo “Morir de
dogmatismo” escrito por Arturo Guerrero.
Publicado el 25 de julio de 2012 digitalmente en la página elcolombiano.com
“Isaac Asimov propone una explicación: “no puedes convencer a
un creyente de nada porque sus creencias no están basadas en evidencia, están
basadas en una enraizada necesidad de creer”. Un dogma, pues, se asume como
refugio. Da protección confiar en que tal líder, tal modo de pensar, tal
ungüento o pócima, son panacea.
Para el dogmático
existe la verdad absoluta, y no pedazos de conocimiento que merced a estudio e
imaginación cada ser aporta al concierto general. Por eso no dialoga, impone;
no duda, pontifica; no escucha, digiere las divergencias en estómago equipado
con jugos unidimensionales.
Un país dividido en
sectas, en facciones fundamentalistas, puede completar sesenta años en guerra.
O llegar al fin del mundo convertido en costal de anzuelos. O convertirse en
cuarentaisiete millones de átomos que se agrupan solo para solidarizarse hacia
más fluidos desangres.
La “enraizada
necesidad de creer”, detectada por Asimov, es pandemia en la base de la
carnicería llamada historia patria. ‘Muerte por dogmatismo’ ha sido y sigue
siendo prescripción acerada, inscrita en las partidas de defunción que atestan
la memoria colombiana”.
El dogmatismo en las ideas “se transmiten como verdades
absolutas” cerrando las puertas a lo nuevo, muchas veces repitiendo algo
equivoco (como tabus, mitos, etc.). Dando retroceso en términos de
conocimiento.
La humanidad en términos políticos se casa con un partido
apoyando los ideales, pero estos últimos cambian cuando dicho personaje alcanza
el poder. La política de Colombia se
ha caracterizado por un predominante bipartidismo: Liberal y Conservador, los
cuales sobrevivieron como agrupaciones hegemónicas con vigencia aún en el siglo
XXI.
La historia
colombiana también se ha caracterizado por el radicalismo político que ha
desencadenado numerosos conflictos armados internos, guerras civiles que incluso
conllevaron a la separación de Panamá.
Durante principios del siglo XX, luego del final de la Guerra de los Mil Días, los ideales
comunistas tomaron fuerza y se radicaron en el ala radical del Partido Liberal
y también permitió la creación del Partido Comunista Colombiano y otros
partidos.
Del mismo
modo, este y los demás partidos de izquierda siempre fueron minoritarios. Más
recientemente, la social-democracia logra verse como una
segunda opción de poder con el Polo Democrático Alternativo y surge
el uribismo en
la derecha, principalmente con el Partido de la
U que se ha convertido en el partido más grande del país.
Sin embargo,
el problema radica en que las personas (el pueblo) se casan con un partido y
las ideologías iniciales de este; y se les olvida el conflicto actual, en donde
predomina en sus mentes la utopía “de justicia y un mundo mejor”. Segándoles y haciéndoles
olvidar que eligiendo lo mismo –no genera cambios- por el contrario “el que
desconoce el pasado está condenado a repetirlo”.
Cabe
resaltar que en pleno siglo XXI prevalece un pensamiento de organización como
el que "Kant desarrolla minuciosamente la concepción de
equilibrio entre los tres poderes. Pensados como encarnación de la voluntad
universal, los concibe como complementarios entre sí y subordinados uno al otro
y ve en la unión de estas dos condiciones la garantía del derecho de los
sujetos. El poder ejecutivo está depositado en la persona del gobernante y
tiene como funciones las de instituir a los magistrados, dar reglas al pueblo y
administrar el Estado. El poder ejecutivo es el poder soberano y no puede
incluir en sí a ninguno de los otros poderes, del mismo modo que éstos no
pueden servir en sí a los demás"(Covarrubias 1999, 38). A los Colombianos nos mata es el
personaje al que le damos dicho mando.
Para concluir, el dogmatismo en general no conlleva a nada bueno; puesto
que cada época tiene su estado y situaciones diferentes como para aplicar un
sistema político general donde a cambio de progresar, lo que consigue es
retroceder en el tiempo; ocasionando vacíos en nuestro país, a causa de la
desinformación general y el lucro de los que manejan el poder.
Considero que la Constitución Política que nos rige es “una verdad absoluta”
puesto que la aplicación es discutible pero no se puede cambiar porque hay
reformas que nunca llegan a aplicarse y el que se cumpla a cabalidad es otro
proceso; fuera de eso muchos de los Colombianos desconocen sus derechos y creen
que la única forma de ser escuchados es haciendo manifestaciones como marchas y
“performance” mediante una problemática que los afecta directa e
indirectamente. Pero esta pugna va mas allá de no haber un ente regulador a
este modelo que sea sensato e idóneo con las respectivas garantías de cumplir un
objetivo común (cosa equivoca actual es lo contrario).
Macrix Cas