Por: Macrix Cascha (Artículo de Opinión)
Soy de la generación de los 90 y me he encontrado con cientos de prejuicios para las chicas de ahora no solo por su estética física, profesión o trabajo; sino también por sus amistades. Uno de los más comunes es la “prepago”, “la vasito de agua” que no se le niega a nadie, por no decir la “vieja puta”. Para este artículo lo resumiremos con la palabra “lanzada”. Sin demeritar lo de vieja, la edad no interesa, desde los 11 años en adelante el contexto de sociedad colombiana designa con este adjetivo a cuanta jovencita o señora haga, si no le cae bien.
La mayoría de las personas catalogamos a una persona sin conocerla con la primera impresión que tenemos de él o ella; casi en todos los casos es negativa, por no decir siempre, erramos con nuestras hipótesis.
Soy de la generación de los 90 y me he encontrado con cientos de prejuicios para las chicas de ahora no solo por su estética física, profesión o trabajo; sino también por sus amistades. Uno de los más comunes es la “prepago”, “la vasito de agua” que no se le niega a nadie, por no decir la “vieja puta”. Para este artículo lo resumiremos con la palabra “lanzada”. Sin demeritar lo de vieja, la edad no interesa, desde los 11 años en adelante el contexto de sociedad colombiana designa con este adjetivo a cuanta jovencita o señora haga, si no le cae bien.
No voy a analizar la teoría de prostitución, ni el concepto propio de la terminología; tampoco en la ética, ni la moral de qué está bien o mal en la vida de una mujer. Me refiero a los preceptos a ojo que sacamos sin conocer a una persona y muchas veces se daña la reputación de una persona sana.
Si la chica es joven y le gusta todas las noches salir de rumba es una “lanzada”, si es modelo y dice que de protocolo en la noche de una se le viene a la imaginación de quien escucha… Ella es una “lanzada”. Si sus amigas son “lanzadas” por consiguiente ella también lo es… Cuando ven a una joven o señora saliendo con varios hombres a la vez de una casa, los vecinos de una dicen, <ahí vive una “lanzada”>… Entre otros ejemplos, que no siempre son verdad.
La segunda profesión de los colombianos sin oficio es el chisme, que se difunde en el barrio, colegio, trabajo o universidad como “pan caliente”… Generalmente partiendo de una habladuría no comprobada, donde cada receptor se cree esa teoría y cambia el imaginario que tiene de la chica.
Sin embargo, eso varía dependiendo de la entonación cuando se menta la madre, no necesariamente se refiere a la promiscuidad de la chica, hay que analizar la ocasión cuando nos describan a una persona y más si no la conocemos.
Les propongo, antes de referirnos a una persona con un calificativo y más para una persona género femenino como “lanzada”; primero démonos la oportunidad de conocerla personalmente, a qué se dedica y si lo comprobamos, por qué lo hace… No dañemos su reputación si realmente son las que más necesitan ser entendidas y aceptadas por la sociedad. Esta labor muchas no lo hacen por gusto, sino por estatus social. Con las buenas amistades se abren otros caminos, la escucha y la buena comunicación.