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lunes, 30 de julio de 2012

CAMINANTE DE LA NOCHE


Por: María Cristina Castañeda C.
(Cuento)

Según una valla publicitaria hoy es 13 de abril, supongo que sea un martes porque está sola la ciudad; es raro encontrarla deshabitada a altas horas de la noche, casi de madrugada.
Es escalofriante la oscuridad o más es el miedo a la eterna soledad. No reconozco este lugar, ni se parece a nada por donde solía jugar. Las últimas imágenes que retumban mi cabeza son las de cuando me caí por un puente de la calle 56, al competir con mis hermanas, no sé si me morí o me teletransporte a otra ciudad.

Lo único seguro es mi incierto caminar con rumbo desconocido, en compañía del silencio extremo y lo compungida que me siento por no entender qué sucedió y menos sin saber el paradero de mis hermanitas,  ellas todas chiquiticas son mi adoración por tal motivo las molesto tanto… ¡Pero lo hago con amor! para pasar ratos inolvidables.

En el cielo no hay luna, ni estrellas que iluminen mi regreso a casa, preocupándome el transcurrir del tiempo en el que cada vez se oscurece más. Pero mi desasosiego no termina ahí, comienza con las sombras que veo a gran velocidad aunque eso no sabía si era para bien o para mal porque no era de personas.
En mi recorrido atravieso calles y a su alrededor hay casas y semáforos de poca utilidad para mi, todo se encuentra apagado con una apariencia similar cada cuadra a la otra y así sucesivamente.

Cansada, con sed, frio y con hambre perdida en el tiempo, percibo el sonido del agua ¿por qué no acercarme? Me pregunte. ¡Un momento!... Eso es un lago, pero ¿en una ciudad un lago?... No pierdo nada con ir a mirar, pues siempre me he caracterizado por ser aventurera… Bla, bla.bla…. Ni agotada paro de hablar aunque es para disimular el susto que me aterra cada segundo que pasa.

¡Oh!... Que delicia, es agua pura, puedo ver mi reflejo claramente y estoy hermosaaa, mis bigotes y orejitas relucientes. Sin embargo mis paticas están exhaustas. Hasta perdida no puedo dejar mi vanidad… ¡Ey! Laguito, laguito dime cómo regreso a casa para pedirle perdón a mis hermanas y a mi ama, deben estar preocupadas por mi desaparición. Prometo  cambiar mis retos, genio y solo pintarme las uñas una vez al mes…

… Ante mis ojos aparece una luz incandescente, dejándome atónita con lo que me dice en voz bajita y dulcemente “Nena ladra con el corazón, ya puedes volver a tu hogar, es algo que jamás vas a olvidar”.
Gracias por leer mi trabajo, su opinión es muy enriquecedora para mi.

HORA - TIME