“Transportarse de un lugar a otro en nuestra ciudad, se ha convertido en un privilegio para unos pocos y poniendo a pasar trabajos al resto de la población”.
Categóricamente hablando si empezamos con las empresas asociadas al “masivo azulito” que circula en la sucursal del cielo; ninguno de los altos mandos se transporta en el. Quizás por eso no se percaten del déficit en las rutas, impuntualidad y que no circulan por todo Cali. Luego, en descenso de mi listado encontramos a los habitantes que poseen la comodidad de tener uno o varios vehículos para transportar a toda la familia o así mismos, evitando depender de un transporte para poder llegar a su lugar de destino. Como les sucede a las personas “de clase media” que utilizan el masivo a diario y cuantas veces salen a la calle.
Pero precisamente hablemos de clases sociales la 3, 2, 1. Que por dedocracia les toca movilizarse con este sistema tienen que cambiar su sistema de vida y salir con dos horas de anticipación “si quieren llegar a tiempo” a alguna parte.
Las que no lo usan tiende a caminar, montar bicicleta o utilizar transportes ilegales como “motorratones” y piratas como opciones alternas a esta imposición de nuestros gobernantes. ¿Alguno se ha preguntado por qué en Bogotá aún continua el transporte de buses y busetas tradicionales y el transmilenio al mismo tiempo? O ¿por qué solamente en Cali se dejaron comer a cuento los buseteros y los usuarios no los apoyaron?...
Grandes enigmas como el triangulo de las bermudas surgen en estos temas, al igual que en los contratos y contratistas pactados en estas empresas.
Sin embargo, al cabo de los días esta problemática de desigualdad y servicio tan indignante que brinda el Sistema de Transporte Masivo MIO, ha desencadenado otras problemáticas como el incremento de carros y motos en la ciudad. La gente prefiere endeudarse con créditos y demás para poder solucionar a mediano plazo este desequilibrio social.
A esto se suma que los concesionarios aprovechen el negociazo y estimulen con facilitar el acceso a estos préstamos. Hoy en día la mayoría de los concesionarios están ofreciendo créditos para adquirir vehículos para servicio particular sin cuota inicial y hasta con un año de gracia.
Para concluir, pongámonos a pensar en que el transporte no debería ser un privilegio para algunos, sino un derecho con equidad para todos. Si algún día el masivo cumpliera con los objetivos inicialmente descritos en un papel por el cual fue llevado a los hechos (que sería lo correcto). Se encontraría con el caos de que ya no habría campo para circular en las vías por el exceso de vehículos.
CHRISTINE CASTAÑEDA 
